Aci, Galatea e Polifemo
Junio 2026 | ||||||
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Aci, Galatea e Polifemo – Georg Friedrich Händel | Ópera en concierto
Serenata a tres voces
Libreto en italiano de Niccolò Giuvo basado en Las Metamorfosis de Ovidio
Duración aproximada: 1 hora y 45 minutos
Un oratorio dramático basado en la mitología griega
Acis, Galatea y Polifemo (HWV 72) es una de las obras más destacadas de Georg Friedrich Händel, compuesta en 1708. Esta obra, que se puede considerar un oratorio dramático, se basa en la mitología griega (compilada en el libro Metamorfosis, de Ovidio) y narra la historia de amor entre el pastor Acis y la nereida Galatea, así como los celos y la venganza del cíclope Polifemo, un cíclope que, consumido por la ira, pone fin a la vida de Acis. Reflejo de las pasiones humanas extremas, la música de Händel se utiliza magistralmente para expresar el amor, el deseo y la tragedia.
El argumento se centra en tres personajes principales: Acis, un joven pastor que está enamorado de Galatea, una bella ninfa del mar, y Polifemo, un cíclope que también se enamora de Galatea y que, al ser rechazado, se deja llevar por su deseo de venganza. En un acto de celos, Polifemo mata a Acis, pero Galatea, en su tristeza, transforma el cuerpo de su amado en una fuente de agua clara, inmortalizando así su amor para siempre. Esta idea de la transformación de la muerte en vida a través de la naturaleza aporta a la ópera un carácter poético y trascendental.
Compuesta para una producción menor en la corte inglesa, la ópera sigue una estructura propia del barroco, con recitativos, arias y coros que permiten expresar una gran variedad de emociones. Händel utiliza la música de manera que no solo acompaña la narrativa, sino que profundiza en la psicología de los personajes y crea momentos de gran intensidad dramática y emocional.
La muerte de Acis es uno de los momentos más trágicos de la ópera. Cuando Polifemo, en un exceso de ira, mata a Acis, la música se envuelve en una tonalidad oscura y dramática que acentúa el sufrimiento. Sin embargo, el momento culminante llega cuando Galatea, en su desesperación, convierte a Acis en una fuente de agua cristalina, un acto que representa la permanencia de su amor más allá de la muerte. La música que acompaña esta transformación es serena y lírica, aportando una sensación de tranquilidad y eternidad.
Un concierto con bellas y bestias en el contexto del periplo inicial de Händel, cuando, en Italia, aprendió el oficio de compositor operístico. René Jacobs nos sumergirá en esta cantata/serenata dramática escrita en 1708, cuando el músico alemán ofreció la obra a la duquesa de Laurenzana, con ocasión del matrimonio de su sobrina.
Programa y reparto
Aci – Kateryna Kasper
Galatea – Sophie Harmsen
Polifemo – Christian Senn
Kammerorchester Basel
Director – René Jacobs
Gran Teatre del Liceu
El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.
Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.
Los orígenes. Del 1837 al 1847
El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
El edificio de la Rambla
El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
La creación del Consorcio
El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual
El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.